


La caída libre es un deporte de riesgo que consiste en lanzarse desde un avión en vuelo y descender con el paracaídas cerrado hasta el límite en que tiene que abrirse. Su fundamento se encuentra en las leyes físicas relacionadas con la caída libre. En cierto modo, es una modalidad del paracaidismo dotada de un gran atractivo y lucimiento y, por supuesto, de fuertes descargas de adrenalina
Características:
Como en la mayoría de los deportes aéreos, sus antecedentes son de carácter militar, por la necesidad de los paracaídistas militares de permanecer el menor tiempo posible expuesto al fuego enemigo, que se ha ido consolidado desde hace algunas décadas como práctica deportiva. Más recientemente ha aparecido una variante que ha puesto este deporte de riesgo al alcance de personas menos arriesgadas gracias al salto tándem, en el que el sujeto va unido a un instructor.
La caída libre consiste en saltar desde un avión a unos 4.000 metros de altura, realizando en el trayecto descendente diversas piruetas antes de abrir el paracaídas a 1.500 metros sobre el suelo. El tiempo empledao en la caída libre es de aproximadamente un minuto y se alcanza una velocidad de cerca de 250 km/h.
Según se describe en ¿Qué es la caída libre?: “La sensación que tiene quien lo practica no es comparable con nada que haya podido experimentar, ni montaña rusa, ni la lanzadera… No existe sensación de vértigo, no hay referencias de altura a tu alrededor; lo único que sientes es la presión del aire sobre tu cuerpo, como si estuvieras suspendido en un fluído”.
Récords en caída libre:
Joseph Kittinger comenzando el salto que batió el récord de caída libre.Según el libro Guinness, Eugene Andreev ostenta el récord oficial por la caída libre más larga después de recorrer 24.500 m sin paracaídas, desde una altura de 25.460 m, cerca de la ciudad rusa de Sarátov, el 1 de noviembre de 1962. Aunque saltos posteriores han partido desde alturas más grandes, Andreev batió el récord sin utilizar parafrenos durante el salto.
Durante los últimos años de la década de los 50, el capitán estadounidense Joseph Kittinger fue asignado a los Laboratorios de investigación médica aeroespacial, en Dayton, Ohio. Como parte del Proyecto Excelsior de investigacíon de la caída libre desde mucha altura, Kittinger hizo una serie de tres saltos llevando trajes a presión.
El primero, desde 23.290 m en noviembre de 1959, fue casi una tragedia porque hubo un error en el equipo que causó la pérdida de conocimiento de Kittinger. Pero el paracaídas automático le salvó la vida y aterrizó en un edificio dando vueltas a 120 r.p.m.. La aceleración de sus extremidades llegó a superar 22 veces la de la gravedad, batiendo así un nuevo récord.
Tres semanas después, volvió a saltar desde 22.770 m. Por ese salto fue premiado con la medalla Leo Stevents de paracaidismo.
El 16 de agosto de 1960, Kittinger realizó el último salto desde el Excelsior III a 31.330 m utilizando un pequeño parafrenos para estabilizarse. Cayó durante 4 minutos y 36 segundos y alcanzó una velocidad de 988 km/h antes de abrir su paracaídas a 4.270 m de altura. La presión de su guante derecho falló durante el ascenso y su mano se hinchó hasta alcanzar dos veces el tamaño normal. Kittinger batió los récords de subida en globo más alta, salto de paracaídas más alto, caída más larga (4 minutos) y velocidad más rápida alcanzada por el hombre en la atmósfera.

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